La
Mancha de Grasa*
María es la maestra del
2do. Grado de la Escuela Básica de la Unidad Educativa “José María Vargas”, del
sector Carmen de Uria, en el año 1999. Ella tiene 40 estudiantes, entre niños y
niñas. Todos los días llega puntualmente para dar clase a sus alumnos. Ella se
siente contenta dando clases, dice que su propósito es lograr que esos niños
aprendan y que nadie repruebe el grado, por eso es exigente en el cumplimiento
de las tareas y en el aprendizaje de sus discípulos “tienen que saberse todo de
corridito” dice con seguridad. Hoy ha pedido a los niños y niñas que abran sus
cuadernos para revisar la tarea, llega al lugar de William y se da cuenta que
tiene su tarea “manchada”.
“¿Otra vez con manchones
en tu tarea?, ¡¡¡ hay William!!!! ¡Siempre te tengo que quitar puntos por tu
falta de higiene en el trabajo!”.
“Se me ensució la hoja profe, perdóneme”.
William, pero todos los días traes las hojas
manchadas, ya es un problema el tuyo,
eres muy sucio. ¡Qué sucio eres! ¿Cuándo me traerás una hoja limpia?
Cuando pueda profe., no sé, un día le traeré
la tarea limpia, pero es que no me fijo cuando se me encochina.
Mira es que, a mí, no me
gusta que traigan la tarea manchada y con borrones, y ¡mírense!, (se dirige a
todo el salón). Cuantos de ustedes traen los zapatos sucios, llenos de barro.
¿Es qué no les han enseñado a limpiarlos y pulirlos?. ¿Cuándo los veré
educados, como gente decente, como nosotras sus maestras y como sus maestros?.
Muchos de ustedes vienen sudados, les aburre la clase, por más que les diga las
cosas, no aprenden, mejor se ponen a hablar y si no les dejo, están con sus
bostezos. Si hasta parece que no durmieran, ni que tuvieran que trabajar y ya
no tiene fuerzas para estudiar, que flojos son algunos. ¿Es que acaso no
comieron caraotas? ¡Puhh!. El día que me traigan los zapatos bien limpiecitos,
la tarea sin borrones, me digan las tablas de corridito y lean rápido, ese día
me voy a sentir muy contenta, voy a decir “estos niños ya se educaron”.
Los niños sintieron un
gran descanso al escuchar el timbre para la salida. Salen corriendo de la
escuela y se van a un terreno baldío (que quedó luego de demoler una casa
dañada por el deslave) en que acostumbran reunirse.
La profesora sale muy
decepcionada del salón y se encuentra al sacerdote del lugar, se queja con él y
éste le dice que sólo se de una vueltecita a la casa de William, que observe a
cada uno de sus niños, procure conocer su historia y comprenderá muchas. La
profesora se queda pensando.
En el terreno baldío los
niños juegan al futbol (por supuesto está toda la campaña mediática del mundial
2002 de Corea Japón) y se comen una catalina antes de irse a trabajar. A
William le echan una pita porque la profesora lo regaño y porque por su culpa
la profesora agarró una calentura. Un compañero se le acerca diciéndole que no
se preocupe, y que si quiere se pueden ir a “olvidar penas”, le ofrece un trago
de “mi catira reee” que se birló de la licorería de la esquina, donde a veces
trabaja de caletero. William la rechaza porque en su casa le han enseñado que
no es bueno aceptar ese tipo de invitaciones y se va a toda prisa a su trabajo
en el mercado de Punta de Mulatos. En la noche llega a su pequeña solución
habitacional ¿casa, rancho?, su mamá está haciendo unas arepas y empanadas para
vender en la mañana siguiente, pues de eso viven desde que su papá desapareció
en el deslave.
Mijo, que bueno que ya
llegaste, ahoritica guardo toda la masa para que puedas usar la mesa para que
hagas ya tu tarea. Pero mientras tanto tráeme una lata de agua del pipote de
allá afuera.
William se estruja los
ojos de sueño, y para cuando llega con la lata de agua, su mamá ya recogió la
mesa. Saca su cuaderno y se apoya sobre la mesa para hacer su tarea. En eso
tocan a la puerta (Que es una plancha de zing, reforzada con unos listones de
madera), la mamá de William abre y se da cuenta que es la profesora, y
amablemente le pide que entre a la casa. María se asombra al ver la pequeñez
del rancho, una sola habitación donde están cocina, recibo, comedor y
dormitorio. Sólo hay una cocina de kerosén con dos hornillas, tres sillas de
mimbre destejidas y remendadas a las cuales se les ve la armazón de hierro
oxidado que las sostiene. La ropa esta guardada en una cajas de plástico (de
esas de leche) y de cartón que están bajo la única cama a la vista, los
utensilios de limpieza y cocina unos están colgados en una viga y otros dentro
de una alacena que no tiene vidrios en sus puertas y hay una mesita donde
William está haciendo su tarea. La mamá de William le hace un lugar en la mesa
a María, ella se sienta delicadamente y al colocar los brazos sobre la mesa
inconscientemente muestra cierta incomodidad. La mamá de William le pide
disculpas.
Disculpe profesora, acabo
de limpiar la mesa, pero como aquí hago tres veces diarias arepas y empanadas
para vender, por más que la limpio la madera ya tiene grasa empegostada.
También quiero pedirle disculpas porque el niño ya me dijo que les llamó la
atención por ir con los zapatos embarrados, y le aseguro que todas las noches
William limpia sus zapatos, pero tiene que ir a la escuela a pié y como las
calles todavía están con eso del deslave, se les ensucian. Ahoritica acaba de
llegar de trabajar en el mercado de Punta de Mulatos, por eso se está
durmiendo, cuando tiene que terminar su tarea.
María en eso mira que
William está haciendo la tarea en esa misma mesa, y que no tiene otro lugar más
apropiado para elaborarla. Lo ve cansado, casi durmiéndose. Ella sólo observa,
da un abrazo al niño y se despide. Al irse a descansar, María reflexiona y
comprende porque la Mancha
de Grasa en el cuaderno de
William, porque los zapatos sucios, y porqué de la “flojera” de todos los niños
para trabajar...y ha decidido observarlos, acercarse a ellos para conocerlos
mejor y no hacer juicios irreflexivos.
*Adaptación de “La Mancha
de Grasa”. Del curso “Teoría y Práctica de la Enseñanza” de la Maestría en
Administración de Tecnología Educativa de la Universidad Nacional Experimental
“Simón Rodríguez” (UNESR) y del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Monterrey (ITESM)
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